Existen muchas dudas en cuanto a las infiltraciones articulares para tratamiento de la artrosis. Este tipo de tratamiento ha incluso llegado a alcanzar una “mala prensa” entre los pacientes, que llegan a creer que se trata de una forma de “esconder” la enfermedad incluso perjudicando a la larga la articulación.
Existen fundamentalmente 3 tipos de infiltración intraarticular y 1 un tratamiento considerado experimental. Hoy os vamos a contar en qué consisten cada uno ellos.
1. INFILTRACIONES ARTICULARES CON CORTICOIDES
Rara vez recomendada en la rodilla, ya que aún siendo un potente antiinflamatorio, puede llegar a hacer perder calidad de los cartílagos.
2. INFILTRACIONES ARTICULARES CON ÁCIDOS HIALURÓNICOS
Es un viscosuplementador, es decir un lubricante para la rodilla. Mejora los síntomas de dolor y rigidez suplementando con sustancias químicas reproducidas en laboratorio que son similares a las que la propia membrana sinovial de la articulación sana produce. Los de última generación son ya viscosuplemetadores y viscoinductores, es decir, no sólo lubrican la rodilla si no que inducen que la propia sinovial produzca líquido sinovial de mejor calidad.
Es por tanto una infiltración articular saludable.
3. INFILTRACIONES ARTICULARES CON FACTORES DE CRECIMIENTO INDUCIDOS
Son tratamientos autólogos, es decir, lo que infiltramos en la rodilla es “nuestro”. Es un producto obtenido de la propia sangre del paciente e inducido mediante un proceso mecánico para que las plaquetas creen factores de crecimiento y sustancias que bloqueen los agentes químicos inflamatorios y condrolíticos que existen en las rodillas artrósicas.
Mejoran síntomas y evolución de la enfermedad.
Es por tanto una infiltración articular saludable.
Aunque los resultados clínicos son muy buenos se debe explicar que se considera tratamiento experimental ya que no hay estadística de momento que demuestre su evidencia científica.
4. CÉLULAS MADRE O CÉLULAS MESENQUIMALES
Mediante un procesado similar al anterior, cambiando las plaquetas por células obtenidas de cresta ósea, grasa o incluso cartílago, se obteniene de nuevo un producto autólogo que se introduce en la rodilla con el fin de mejorar la calidad del cartílago articular y frenar degeneración artrósica.
Es por tanto una infiltración articular saludable.
Aunque los resultados clínicos son muy buenos se debe explicar que se considera tratamiento experimental ya que no hay estadística de momento que demuestre su evidencia científica.
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